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jueves, 27 de diciembre de 2012

LA INSENSATEZ Y LA DESINFORMACIÓN



LA INSENSATEZ Y LA DESINFORMACIÓN

Gabriel Harry | Publicado el 26 de julio de 2012

Decir que el 40 por ciento de las malas noticias que crean una mala imagen de Colombia en el exterior se le deben al expresidente Álvaro Uribe, según encuesta hecha -no dicen contratada y pagada por quién- es una falta de reconocimiento al mejor presidente que ha tenido el país en los últimos tiempos, y ganas de buscar culpables donde no hay.

La insensatez, definitivamente, es un mal que, aunque de siempre, últimamente se ha vuelto el pan de cada día. A punta de mentiras, calumnias e injusticias, quieren acabar con quien se atreve a tomar decisiones, o no contemporizar, para de esa manera estar bien con Dios y con el diablo, lo que seguramente puede ser más cómodo.

Cincuenta años de guerrilla, terrorismo, narcotráfico y corrupción, deben ser motivos más que suficientes para tener una imagen deteriorada ante el mundo, pero grave y creciente cuando algunos periodistas y medios con ansias por el rating, con sensacionalismo amarillísta, envían a sus corresponsales todo lo que para ellos les produzca réditos económicos o profesionales.

Qué mal tan grande le han hecho al país algunos que amparados en la libertad de prensa hacen de las noticias o de acontecimientos, lamentables algunos para Colombia, un festín, y de la sintonía, un abuso. Eso parece ser lo que verdaderamente enturbia la imagen del país y debilita la democracia; tanta libertad nos lleva a la tolerancia.

Un dicho demasiado trillado, del cual por utilizarlo muy a menudo he recibido críticas, seguirá estando vigente: “La justicia cojea, pero llega”, muchas veces tarde.

Hace 25 años, el 13 de julio de 1987, en EL COLOMBIANO, el presidente Carlos Lleras Restrepo proponía una reforma, teniendo en cuenta que la justicia estaba descuadernada. 

Hoy, un cuarto de siglo después, sigue siendo igual, seguro no solo descuadernada, sino politizada y más grave, cuando habiendo sido aprobada una reforma constitucional en el Parlamento, es abortada y el pueblo que es lego en el asunto, que somos la mayoría, quedamos sin saber en qué estamos y qué sigue.

Cuando supimos la renuncia pública del vicepresidente del Consejo Superior de la Judicatura, en ella aduce su preocupación. El palo no está para cucharas, era un dicho de los viejos.

Todos debemos estar prestos para apoyar y conservar la institucionalidad del país y así preservar la democracia en un país que se ha jactado de tener la más estable y antigua de América. Pero debemos insistir en que para poder contar con institucionalidad estable, debe ser poniendo todos de nuestra parte.

Las encuestas son buenas o malas, dependiendo de cómo le vaya al personaje o a la entidad que la solicite; a la forma como se haga; al sitio donde se pida; al público que se quiera comprometer; al método que se utilice, ya sea telefónico, personal, electrónico, pero ante todo, al profesionalismo y compromiso, sin sesgos, pasiones e intereses mezquinos. 


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