NOTA PRELIMINAR: El objetivo de este artículo, dentro de nuestro blog, es el de reflejar la problemática que pretendemos visibilizar. No contamos ni aspiramos a contar con una afiliación política. Éste es un ejercicio ciudadano incluyente.
¿Por qué tanto palo a Petro?
Por Guillermo Segovia Mora
Martes, 19 de Junio de 2012 15:33
actualidadetnica.com
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La buena noticia de la aprobación
del Plan de Desarrollo para Bogotá fue opacada por una oleada de críticas
mediáticas a la persona y gestión de Gustavo Petro y varias de sus
determinaciones, aun sin evaluar sus impactos y resultados. Más allá de la
preocupación por la ciudad, tal campaña manifiesta posiciones e intereses
adversos al proyecto de Bogotá Humana y el tono de la
oposición a la actual Administración capitalina.
La aprobación por mayoría del
Plan de Desarrollo Bogotá Humana 2012-2015 de la Administración Petro por el
Concejo Distrital, cuando la posición minoritaria de los partidarios del
alcalde en el cabildo y las críticas mezquinas hacían prever un descalabro
irreparable para esa iniciativa progresista, mostró gran capacidad de
negociación y concertación de funcionarios como Guillermo Asprilla y Eduardo
Noriega que, accediendo al ajuste de metas y presupuestos y a la
introducción o ponderación de aspectos no contemplados o atendidos
modestamente en la propuesta inicial, lograron preservar la esencia de un
modelo de ciudad social, humanista, ecológica y moderna.
No obstante, para el antipetrismo
de oficio la noticia fue mala, se quedaron en que al proyecto se le hicieron
600 modificaciones, muchas de puntos y comas, con tal de mantener su
caballito de batalla. De ñapa, no obstante que el Alcalde había sido muy
claro en que reajustaría el gabinete a las necesidades de ejecución del plan,
para lo cual solicitó renuncia protocolaria a todos los secretarios, es decir
notificó que no había excepciones y que cualquiera podía salir como había
entrado según su criterio, rabiaron porque no fue negociado pues
suponían que iba a rogar yupis neoliberales y a renegar de su entorno.
El punto molesto de los cambios lo
puso la propia tropa cuando en un acto desleal Daniel García Peña filtró a
los medios una comunicación privada al alcalde por haber sacado a su esposa
de la Secretaría del Hábitat, situación de familiaridad de por sí molesta,
con calificativos y premoniciones muy en la tónica de los columnistas que,
aún dolidos por su triunfo, convirtieron la crítica en el ejercicio ridículo
de enredar malintencionadamente las medidas de la Administración,
desinformar, calumniar e incluso llegar al absurdo de reprocharle a
Petro porque cuestiona o reflexiona en voz alta aspectos de su pasado de
lucha política.
Petro moviliza 15 mil personas y
promete seguir en pie contra la Ley 100 y el modelo mercantilista en la
salud, para Héctor Riveros Serrato ese “gobierno de multitudes” es
arrogancia, aunque no le pareció tal la marcha que lideró el Presidente para
apoyar la ley de restitución de tierras y sepa que la manifestación directa
no manipulada del pueblo es la mayor expresión de democracia. Petro llama la
atención a la justicia y las entidades de control sobre los U$ 150 millones
de dólares que tiene embolatados los demás miembros del carrusel de la
contratación en Bogotá, en aras de su recuperación para las arcas de la
ciudad, Felipe Zuleta lo señala de estar abogando por los Nule e inventa un
episodio para probarlo, sin que desmentido, haya ofrecido disculpas.
Petro recompone su gabinete para
sacar adelante el plan de desarrollo resultado del programa de gobierno
ganador en Bogotá, la revista Semana le cuestiona no
cogobernar con los vencidos pues fue ganador entre minorías, no obstante que
subraya su marca de izquierda, en un ejercicio de malabarismo político
que asombra. Petro termina con las corridas de toros, determinación que se
tomó en Barcelona, por la crueldad de la práctica, Doña María Isabel
Rueda rivaliza con la afirmación ridícula de que los zapatos de
cuero del alcalde provienen del sacrificio de un animal.
Peor aún, trae a cuento la
afirmación de Petro en una entrevista (Semana 4.12.2010), de que
frente a una Constitución como la del 86 “me tocaría volver a ser sedicioso”,
para advertir ese “peligro” si no le gusta una Constitución futura. ¿Será que
Doña María Isabel añora el país del Estatuto de Seguridad y la Democracia
restringida? Enseguida, para no contradecirse ella -argumentando que el
contradictorio es Petro- refiere una reflexión de éste en otra entrevista,
sobre si se justificaba la lucha armada contra el Estado de Sitio: “Es
difícil responder”, dice Petro. Ella le reclama que no es difícil porque él
era partidario de la lucha armada -a la que renunció y de ahí la reflexión- y
le cuestiona que ahora le preocupen los toros. De la columna de
Doña María Isabel me queda claro que como a todos los toros los matan no
tiene nada de malo ver morir cruelmente a unos pocos. Lo que dicho en
Colombia da mucho que pensar.
En medio de esta avalancha, el
Alcalde intenta solucionar problemas de movilidad variando el esquema del
pico y placa, logra concertar aspectos clave para posibilitar la continuación
de la ALO, acuerda con el gobierno recuperar el centro de la ciudad para
centralizar la gestión administrativa nacional y liberar terrenos del CAN
para vivienda, ofrece terrenos habilitados en Usme para la oferta
presidencial de vivienda gratuita, combate a fondo la corrupción en el sistema
distrital de salud, lidia con la puesta en vigencia del SITP, cargando el
fardo de la administración anterior que a todos ya se les olvidó y a la que
cuestionaron menos no obstante sus estropicios, entre muchas otras medidas, a
la par que le pone acelerador al plan de desarrollo, prepara los mecanismos
para su financiación y los criterios del Plan de Ordenamiento
Territorial, tareas de hondo calado para el futuro de la capital.
Triste y preocupante que muy buena
parte de las críticas a Petro estén relacionadas con su personalidad y su
carácter. Desafortunadamente su forma de ser, distante y soberbia, al decir
de algunos, reflexiva e imperturbable, para otros, le ha restado
no pocas simpatías en la propia izquierda, pero ahí no está la causa del sistemático
ataque a su gestión, sería absurdo. Tampoco en que esta sea un desastre,
aunque tenga los problemas propios de la transición, o mejor, en este caso,
de la ruptura con la guachafita samuelista, el camaleonismo luchista y el
urbanismo clasista peñalosista. El cambio de rumbo de la ciudad es la razón
de fondo del todos contra Petro, porque se está sintiendo.
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